Por consiguiente, las criptomonedas necesitan tener una tolerancia a fallas bizantinas (TFB) incorporada en su protocolo. La tolerancia a fallas bizantinas (TFB) significa que un sistema informático tiene que seguir funcionando de forma satisfactoria si se producen errores o fallos, incluso si algunos participantes no se comportan de acuerdo con el plan e intentan engañar al sistema.
La tecnología blockchain evita el doble gasto mediante la tecnología de red entre pares para el intercambio de archivos combinada con la criptografía de clave pública.
En consonancia con ello, las estructuras de propiedad de las criptomonedas se registran en la blockchain, un registro público, y se confirman simultáneamente mediante protocolos criptográficos y la comunidad de las criptomonedas.
Como todas las transacciones se registran de forma abierta y se protegen criptográficamente en un registro abierto que se ejecuta a la vez en miles de ordenadores de todo el mundo, cualquier persona ve las transacciones que ya se han realizado.
En el caso de Bitcoin, las transacciones son verificadas por los mineros, quienes se aseguran de que todas las transacciones durante el proceso de verificación sean irreversibles, definitivas y no puedan ser modificadas computacionalmente, con lo que se resuelve así con éxito el problema del posible doble gasto.